José Manuel Navia |
El viernes 19 de noviembre estuvimos en la charla del fotógrafo José Manuel Navia. En la conferencia narró como si de un cuento se tratara todas sus experiencias durante su viaje a Mali, dónde navegó por la "curva del Níger", entre Mopti y Gao, e hizo una larga escala en la mítica Timbuctú y, desde allí, hacia el norte, llegó a Araouane, en el reino de la arena, siguiendo una de las más antiguas rutas caravaneras del Sahara.
Al margen de lo amena que fue su charla y la capacidad de Navía para dejarnos entrar y empaparnos de su viaje, destacó sobre todo aquellas palabras que nos dedicó a aquellos que aspiran a ser fotógrafos viajeros. Navia deja claro que la literatura le ha obligado a salir de viaje en busca de los orígenes históricos de su propia cultura, pero sobre todo el habla del viaje como metáfora y no como descubrimiento.
De todo ello sacó que a veces el viaje es una obligación que nos imponemos para hacer nuestro propio trabajo como fotógrafos. A lo que uno se pregunta si realmente está hecho para viajar en las condiciones que él las hace, completamente solo. Y sin duda ahí está la clave del resultado de las fotografías de Navia.
Viajar solo te obliga a relacionarte, es como una terapia, hacer fotografía es una terapia. Te obliga a relacionarte con el medio que te rodea, te fuerza a implicarte tanto que en ocasiones te sorprende saber hasta donde puedes llegar por conseguir un recuerdo fiel de tu viaje, un momento inolvidable, una buena fotografía. Cuando hago fotografías intentó romper con todas éstas barreras, con suerte a veces lo consigo, pero otras fracaso estrepitosamente. Aunque no hay que rendirse por ello, estamos en el camino, seguiremos haciendo fotos.
José Manuel Navia |
José Manuel Navia |
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