El viernes pasado asistí a la conferencia de uno de los fotógrafos que más admiro, Bernard Plossu. Fue toda una sorpresa conocerle y empaparme de su manera de ver la fotografía, su actitud y el carácter inocente con el que se enfrenta a su trabajo. Es fascinante como de un viaje de carretera por México saca toda una experiencia fotográfica nunca antes vista y totalmente inédita. Como a partir de éstas vivencias un buen día decides dedicarte a la fotografía.
Yo también creo haber llegado a la fotografía por casualidad, gracias la experiencia del viaje. Un buen día te encuentras con una serie de fotos que significan algo para ti y decides que tal vez esto de la fotografía podría ser interesante. Es increíble oírle hablar de que se fotografía caminando, que es su manera más intensa de vivir el viaje, sin duda es cierto que a mí personalmente, aunque fotografío mi día a día, realmente cuando viajo, cuando recorro el paisaje, cuando vivo intensamente mi vida, es cuando creo estar haciendo mis mejores fotos.
En un texto que encontré de Plossu cita que la fotografía no se parece a la pintura, sino más bien a la literatura, que su cámara no es un pincel sino una pluma. Ésta idea del cuaderno de esbozos que tenían fotógrafos como Cartier Bresson se reafirma con mucha más intensidad en la obra de Plossu. Tomar notas con la cámara y escribir a la vez, él se siente mucho más escritor que fotógrafo y acompaña lo que escribe como material para sus fotografía.
Al final sus fotografías narran la experiencia de un viaje, o como me gusta planteármelo a mí, La fotografía como una aventura que construyes a través de tu propia historia. Son los hitos del camino que vas dejando atrás y que paradójicamente superas tomando más fotografías. Al final con cada nueva fotografía que tomas te estás intentando superar, haces camino y al final te quedan esos puntos que has rescatados en los que se sostienen toda tus experiencias y tu trabajo.
Sobre todo me quedo con la actitud de humor con la que Plossu recibía los halagos teóricos y explicativos de su obra, como con humildad le restaba importancia a pesar de estar ahí. Creo que la fotografía es algo serio, que ha de vivirse con naturalidad, para conseguir romper esa delgada barrera que separa la diversión del trabajo, me gusta pensar que la fotografía es sobre todo un juego en el que las normas y los límites te los impones tú, una vez rota esa barrera sin duda la fotografía se convierte en una manera maravillosa de experimentar la libertad.
Yo también creo haber llegado a la fotografía por casualidad, gracias la experiencia del viaje. Un buen día te encuentras con una serie de fotos que significan algo para ti y decides que tal vez esto de la fotografía podría ser interesante. Es increíble oírle hablar de que se fotografía caminando, que es su manera más intensa de vivir el viaje, sin duda es cierto que a mí personalmente, aunque fotografío mi día a día, realmente cuando viajo, cuando recorro el paisaje, cuando vivo intensamente mi vida, es cuando creo estar haciendo mis mejores fotos.
En un texto que encontré de Plossu cita que la fotografía no se parece a la pintura, sino más bien a la literatura, que su cámara no es un pincel sino una pluma. Ésta idea del cuaderno de esbozos que tenían fotógrafos como Cartier Bresson se reafirma con mucha más intensidad en la obra de Plossu. Tomar notas con la cámara y escribir a la vez, él se siente mucho más escritor que fotógrafo y acompaña lo que escribe como material para sus fotografía.
Al final sus fotografías narran la experiencia de un viaje, o como me gusta planteármelo a mí, La fotografía como una aventura que construyes a través de tu propia historia. Son los hitos del camino que vas dejando atrás y que paradójicamente superas tomando más fotografías. Al final con cada nueva fotografía que tomas te estás intentando superar, haces camino y al final te quedan esos puntos que has rescatados en los que se sostienen toda tus experiencias y tu trabajo.
Sobre todo me quedo con la actitud de humor con la que Plossu recibía los halagos teóricos y explicativos de su obra, como con humildad le restaba importancia a pesar de estar ahí. Creo que la fotografía es algo serio, que ha de vivirse con naturalidad, para conseguir romper esa delgada barrera que separa la diversión del trabajo, me gusta pensar que la fotografía es sobre todo un juego en el que las normas y los límites te los impones tú, una vez rota esa barrera sin duda la fotografía se convierte en una manera maravillosa de experimentar la libertad.
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